lunes, 27 de julio de 2015

Una pesadilla real


                El viernes, el 18 de julio en el año 2015, mi esposo, nuestro amigo Steve y yo fuimos a los cañones en Robbers Roost cerca del pueblo Green River en Utah. Acampamos cerca de un río fresco por la noche y por la mañana empezamos a bajar el cañón a las 11. Comenzamos tarde y por eso, teníamos que darnos prisa para atravesar el cañón y llegar de noche. 


                Hicimos tres rapeles en el cañón y todo nos estábamos divirtiendo hasta que comenzó a llover un poco. En ese momento, estábamos en la parte más angosta del cañón lo cual era peligroso si llovía fuerte ya que podía crear una crecida. Entonces, encontramos un lugar alto para esperar que parara la lluvia.  Nos quedamos allí solamente por treinta minutos y continuamos.  El último rápel era muy grande.  ¡La distancia era de cincuenta metros!  Fue algo estremecedor.  


                Después del rápel, estábamos en el cañón mayor y en ese momento, necesitábamos encontrar el camino de salida.  Lo encontramos, pero fue más difícil de lo que habíamos pensado.  No pudimos salir por allí.  Por eso, tuvimos que encontrar otro camino de salida.  Lo buscamos por unas horas y cuando nos dimos cuenta ya se estaba metiendo el sol.  Nos dimos cuenta que teníamos que pasar la noche en el cañón.  Todavía teníamos agua y comida lo cual nos daba seguridad, pero estábamos en riesgo de peligro en caso de no ser capaces de encontrar una salida pronto en la mañana. 
                Por la noche, encendimos una fogata y tratamos de dormir.  Mantuvimos la fogata encendida toda la noche para estar más tranquilos.
                La noche pasó sin eventos y cuando el día llegó, empezamos a buscar una salida.  Teníamos mapas de los cañones y afortunadamente encontramos otra salida.  Nos tomó mucho tiempo, pero comenzamos a subir el cañón.  A mitad de la salida, nuestro amigo Steve se sintió mal.  En ese momento, teníamos solamente una botella de agua para nosotros.  Teníamos mucha sed y Steve no podía moverse de prisa.  Luego, mi esposo se sintió mal  y nos dimos cuenta que estábamos en mucho peligro.  Era necesario subir el cañón y pedir ayuda. 
                Después de un rato, nos tomamos el resto del agua y tuvimos que dejar Steve en las sombras cerca de la cima del cañón. Mi esposo y yo seguimos caminando buscando auxilio.  Arriba del cañón, tratamos de llamar por teléfono y de milagro, nos pudimos comunicar con alguien. 
Después de una hora y media, encontramos un camino y desde allí, faltaban seis millas para llegar a una granja.  A las cinco de la tarde, el equipo de rescate nos encontró muy cerca de la granja.  Moydie y yo estábamos muy agradecidos y tomamos mucha agua y Gatorade, pero la pesadilla aún no terminaba.  Teníamos que ir en busca de Steve. 
Una hora después, un helicóptero llegó y luego, lo encontró. 
Finalmente, estábamos a salvo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario