sábado, 23 de julio de 2016

Guiseppe's y el templo de Quetzaltenango

            El 21 de julio empezó a las 7:05 lo cual era lo normal en Quetzaltenango, Guatemala.  Moydie y yo nos despertamos y nos levantamos para desayunar.  Yo desayunaba yogur, pan y bananos mientras Moydie desayunaba cereal frío con leche de vaca.  Entonces, nos arreglamos y me puse maquillaje.  Cuando oímos la campana, nos bajamos de las escaleras para comenzar las lecciones para el día.
Como lo normal, empezamos las lecciones con hablar de cualquier tema.  Este día, hablamos de la procesión que Moydie y yo vimos el día anterior. Marlen me dijo más de las tradiciones de la gente y aprendí del San Simón lo cual era fascinante.  Luego, Marlen y yo revisamos mi tarea de la noche previa.  La primera mitad de la tarea yo hice perfecta, pero en mi ensayo del día, encontramos errores de vocabulario, por versus para y reflexivos.  No eran errores graves, sólo equivocaciones de la falta de pensar mientras escribía. 
Para las lecciones, Marlen me dio muchos ejercicios para practicar el pretérito y el imperfecto mezclando los dos.  Al principio, tuve problemas con los ejercicios, pero después de un ratito, los problemas estaban resueltos.  Más tarde, practiqué hablando de ciertos temas como el desarrollo de tecnología, los idiomas del mundo y más.  Al final de este ejercicio, tuve más confianza del vocabulario y de hablar de cualquier tema. 
Las lecciones pasaron muy rápidamente y antes de darme cuenta, era la una y para Moydie y yo era la hora de almorzar.  Nosotros habíamos esperando para una buena oportunidad para ir a Guiseppe’s, un restaurante italiano, y en este momento, decidimos que era la oportunidad perfecta.  Guiseppe’s estaba 4 cuadras de la escuela y por lo tanto, llegamos al restaurante en menos de cinco minutos.  El restaurante estaba en el segundo piso de un edificio, arriba de una panadería y se puede imaginar los olores ricos que estaban alrededor de esta esquina.  Por el olor y el hambre, casi corrí arriba de las escaleras.  Inmediatamente, Moydie y yo nos sentamos en las sillas más cercanas y pronto ordenamos.  Ordené milanesa con pan, una ensalada, pasta y chocolate caliente.  Moydie ordenó una pizza marinara y agua pura.  Cuando la comida vino, empecé a comer.  La milanesa era tan rico como un rey en Inglaterra.  En serio, no sabía que especias contenía, pero eran perfectas para la carne.  Creo que la milanesa es mi comida favorita ahora en el viaje.  Además, el chocolate era muy delicioso y muy puro el cual acabé de encontrar que es mi favorito tipo de chocolate. 




Después del almuerzo, Moydie y yo regresamos a la Casa Xelaju para preguntar cosas a Patty, una de las coordinadoras de la escuela.  Le preguntamos si el proyecto con La Pedrera, una escuela cerca,  iba a suceder a las 2:30 como dijo el calendario.  Nos dijo que no.  En este momento, nos pusimos triste, pero en la otra mano, podíamos ir a otra aventura porque tuvimos casi todo el día libre.  Nos subimos las escaleras y en el apartamento decidimos caminar al templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.  Lo encontramos en el internet y nos dijo que estaba 2.3 millas de Casa Xelaju.  Fuimos valientes y empezamos a caminar. 
El camino hacia el templo era muy sencillo.  Caminamos hacia la primera calle, doblamos a la izquierda, caminamos hacia la calle Rodolfo y continuamos hasta que llegamos al templo.  Queríamos entrar el templo, pero antes de viajar a Guatemala, Moydie y yo habíamos buscado información del templo y encontramos que iba a estar cerrado durante las dos mismas semanas que íbamos a estar en Quetzaltenango por mantenimiento.  Aún, queríamos sacar fotos y visitar la tierra alrededor del templo.  Cuando llegamos a la puerta de la verja, le pregunté al guardia si podíamos entrar para sacar fotos.  Él me dijo no por el mantenimiento del templo.  Entonces, sacamos fotos afuera de la verja del templo y volvimos a Casa Xelaju en la lluvia.  Aunque no podíamos entrar al templo, la aventura valió la pena.





La caminata al templo se tardó 1 hora y 35 minutos en total y por eso, Moydie y yo no queríamos salir el apartamento nunca más este día.  En vez de salir, Moydie y yo estudiamos español, pusimos fotos en Facebook, cenamos y pasamos tiempo de calidad juntos hasta que llegara la hora de acostarnos.             

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