Por la mañana del 20 de julio, mi esposo me dijo
que él ya había acostumbrado a la vida aquí en Quetzaltenango y yo estaba de
acuerdo con él porque teníamos un horario fijo con tiempo suficiente para
dormir, aprender y divertirnos.
Esa mañana, nos levantamos a las 7:05 lo cual
estaba lo más temprano que habíamos despertado en estas vacaciones y para mi
sorpresa, me sentí contenta. Desayunamos
bananos y pan hasta que me duchara. Por la
segunda vez, la ducha se sintió caliente y perfecta para mí. Era el comienzo perfecto para un buen día. Después de ducharme, me vestí, me puse
maquillaje, y me saqué el pelo hasta que yo escuchara la campana para el
comienzo de las clases. Porque estábamos
en el apartamento cuando escuchamos la campana, estábamos un poco tarde a
nuestras clases. Por suerte, nuestro
apartamento está en el mismo edificio como la escuela, pero está en otro piso
así que no estábamos tan tarde.
Al principio de las lecciones, Marlen y yo hablamos
de los cohetes y las tradiciones culturales de la gente aquí en Quetzaltenango. Era muy interesante y aprendí muchos hechos los
que voy a enseñar a mis estudiantes en el año que viene. Luego, hablamos de mi tarea y no tuve errores
en el ensayo que se llamaba el restaurante elegante y sólo tuve 5 errores
sencillos en mi ensayo del día anterior.
Entonces, Marlen me enseñó del pasado perfecto, hice ejercicios para
practicarlo y escribí 2 cuentos cortos usando el pasado. Entonces, descansamos y nos bajamos de las
escaleras para tomar agua y comer pan.
También, Moydie y yo subimos a nuestro apartamento porque teníamos
hambre y tuve que limpiar mis gafas. A
las 11, las clases empezaron de nuevo y Marlen y yo hablamos más del pasado y
practiqué situaciones los cuales el entrevistador me va a dar durante el examen
OPI. Durante esta parte de la lección,
me di cuenta que podía escribir sin muchos errores, pero era más difícil para
hablar. Me equivoqué mucho cuando estaba hablando según las situaciones. Marlen me dijo que vamos a practicar más las
situaciones mañana.
Después de las lecciones, Moydie y yo fuimos al
supermercado porque faltamos cereal frío porque a Moydie le gustaba comerlo
antes de las lecciones. Menos de 2 minutos
afuera del apartamento, encontramos a una mujer que estaba vendiendo tejidos
bonitos. La había visto el lunes pero le
dije que no iba a comprar ese día. Por
eso, ella me recordó y habló conmigo de sus textiles. Eran bonitos y me gustaron todos. Ella tenía tejidos pequeños y grandes y yo
quería todos. Al decidir, compramos 3 tejidos-
dos bufandas bonitas y una alfombra. Una
bufanda y la alfombra tenían mucho simbolismo.
Tenían el quetzal, el caballo, la rana, dos sacerdotes y alguien tocando
la marimba. Estábamos muy contentos por
las compras.
Después de hacer tortillas, descansamos por un
rato hasta que decidimos para ir a una aventura. Queríamos visitar el museo Casa Noj, comprar
más pitalla y visitar Café La Luna.
Antes de llegar al museo, vimos una
procesión. Era muy bonita y
fascinante. La vimos dos veces y la
segunda vez, le pregunté a alguien qué era la procesión. Me dijo que era la procesión del Divino
Niño. Luego, fuimos al museo y
desgraciadamente estaba cerrado.
Entonces, fuimos a Café La Luna, pero era muy difícil para nosotros
porque no recordamos dónde estaba el norte, el sur, el oeste o el este. Caminamos por las calles y encontramos un
mercado donde compramos una pitalla. Caminamos
más hasta que encontramos dos turistas de Londres. Estábamos parado en la esquina y ellos nos
preguntaron si estábamos bien. Les
dijimos que sí aunque no podíamos encontrar el Café La Luna. Ellos nos respondieron que sabían dónde estaba
y nos dirigieron en la dirección correcta.
Caminamos por 2 minutos más cuando estábamos confundidos otra vez. Una mujer nos preguntó de qué estábamos buscando
y le dijimos que era Café La Luna. Ella
estaba caminando en la misma ruta y por eso, le seguimos hasta que encontramos
Café La Luna.
El Café La Luna era un café muy lindo. Para decoración, tenía cosas viejas como
radios y instrumentos para cocinar. Era
muy único. Cuando el mesero vino, ordené
chocolate francés caliente y pastel de fresas con crema mientras Moydie ordenó
chocolate californiano que contenía helado.
El chocolate y el pastel eran ricos, pero en mi opinión, me gustó más el
chocolate en el restaurante Ut’z Hua.
Después de Café La Luna, regresamos para el
apartamento para hacer nuestra tarea.
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