jueves, 21 de julio de 2016

Los tejidos, las tortillas y Café La Luna

           Por la mañana del 20 de julio, mi esposo me dijo que él ya había acostumbrado a la vida aquí en Quetzaltenango y yo estaba de acuerdo con él porque teníamos un horario fijo con tiempo suficiente para dormir, aprender y divertirnos. 
Esa mañana, nos levantamos a las 7:05 lo cual estaba lo más temprano que habíamos despertado en estas vacaciones y para mi sorpresa, me sentí contenta.  Desayunamos bananos y pan hasta que me duchara.  Por la segunda vez, la ducha se sintió caliente y perfecta para mí.  Era el comienzo perfecto para un buen día.  Después de ducharme, me vestí, me puse maquillaje, y me saqué el pelo hasta que yo escuchara la campana para el comienzo de las clases.  Porque estábamos en el apartamento cuando escuchamos la campana, estábamos un poco tarde a nuestras clases.  Por suerte, nuestro apartamento está en el mismo edificio como la escuela, pero está en otro piso así que no estábamos tan tarde. 
Al principio de las lecciones, Marlen y yo hablamos de los cohetes y las tradiciones culturales de la gente aquí en Quetzaltenango.  Era muy interesante y aprendí muchos hechos los que voy a enseñar a mis estudiantes en el año que viene.  Luego, hablamos de mi tarea y no tuve errores en el ensayo que se llamaba el restaurante elegante y sólo tuve 5 errores sencillos en mi ensayo del día anterior.  Entonces, Marlen me enseñó del pasado perfecto, hice ejercicios para practicarlo y escribí 2 cuentos cortos usando el pasado.  Entonces, descansamos y nos bajamos de las escaleras para tomar agua y comer pan.  También, Moydie y yo subimos a nuestro apartamento porque teníamos hambre y tuve que limpiar mis gafas.  A las 11, las clases empezaron de nuevo y Marlen y yo hablamos más del pasado y practiqué situaciones los cuales el entrevistador me va a dar durante el examen OPI.  Durante esta parte de la lección, me di cuenta que podía escribir sin muchos errores, pero era más difícil para hablar. Me equivoqué mucho cuando estaba hablando según las situaciones.  Marlen me dijo que vamos a practicar más las situaciones mañana. 
Después de las lecciones, Moydie y yo fuimos al supermercado porque faltamos cereal frío porque a Moydie le gustaba comerlo antes de las lecciones.  Menos de 2 minutos afuera del apartamento, encontramos a una mujer que estaba vendiendo tejidos bonitos.  La había visto el lunes pero le dije que no iba a comprar ese día.  Por eso, ella me recordó y habló conmigo de sus textiles.  Eran bonitos y me gustaron todos.  Ella tenía tejidos pequeños y grandes y yo quería todos.  Al decidir, compramos 3 tejidos- dos bufandas bonitas y una alfombra.  Una bufanda y la alfombra tenían mucho simbolismo.  Tenían el quetzal, el caballo, la rana, dos sacerdotes y alguien tocando la marimba.  Estábamos muy contentos por las compras. 





Entonces, fuimos al supermercado donde compramos yogur, leche, bananos y cereal frío.  Luego, regresamos a nuestro apartamento para descansar hasta las 3 cuando nos bajamos de las escaleras para aprender cómo hacer tortillas guatemaltecas.  La experiencia era buena y me di cuenta que no era difícil para hacer las tortillas, sólo era un trabajo largo que tomó mucho tiempo.  Después de hacerlas, comimos las tortillas con salsa la cual hicimos y queso fresco.  Eran deliciosas y ricas.  Moydie y yo vamos a hacer estas tortillas cuando regresemos a los Estados Unidos. 



Después de hacer tortillas, descansamos por un rato hasta que decidimos para ir a una aventura.  Queríamos visitar el museo Casa Noj, comprar más pitalla y visitar Café La Luna.
Antes de llegar al museo, vimos una procesión.  Era muy bonita y fascinante.  La vimos dos veces y la segunda vez, le pregunté a alguien qué era la procesión.  Me dijo que era la procesión del Divino Niño.  Luego, fuimos al museo y desgraciadamente estaba cerrado.  Entonces, fuimos a Café La Luna, pero era muy difícil para nosotros porque no recordamos dónde estaba el norte, el sur, el oeste o el este.  Caminamos por las calles y encontramos un mercado donde compramos una pitalla.  Caminamos más hasta que encontramos dos turistas de Londres.  Estábamos parado en la esquina y ellos nos preguntaron si estábamos bien.  Les dijimos que sí aunque no podíamos encontrar el Café La Luna.  Ellos nos respondieron que sabían dónde estaba y nos dirigieron en la dirección correcta.  Caminamos por 2 minutos más cuando estábamos confundidos otra vez.  Una mujer nos preguntó de qué estábamos buscando y le dijimos que era Café La Luna.  Ella estaba caminando en la misma ruta y por eso, le seguimos hasta que encontramos Café La Luna. 



El Café La Luna era un café muy lindo.  Para decoración, tenía cosas viejas como radios y instrumentos para cocinar.  Era muy único.  Cuando el mesero vino, ordené chocolate francés caliente y pastel de fresas con crema mientras Moydie ordenó chocolate californiano que contenía helado.  El chocolate y el pastel eran ricos, pero en mi opinión, me gustó más el chocolate en el restaurante Ut’z Hua. 
Después de Café La Luna, regresamos para el apartamento para hacer nuestra tarea.     

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